lunes, 2 de abril de 2012

4 posiciones frente a la secularización. Notas de la sesión del seminario del 27 de marzo

por Daniel Barreto y Juan Francisco Comendador


El texto de Lubac sobre Joaquin de Fiore no era un fin en sí mismo para esta sesión, no se trata de darse a la erudición por la erudición, sino de tenerlo como marco que permita conectar con las preguntas en las que se inscribe el seminario:

La secularización se dice de muchas maneras: y entre las que nos interesa está la que la piensa como transformación de lo religioso, la secularización como acontecimiento cristiano (véase Gianni Vattimo, Por un cristianismo no religioso, Paidós). Usando y trasladando los términos de Joaquín de Fiore, cabe hablar de la modernidad como "Edad de Juan". Las democracias modernas y laicas han metabolizado valores de origen cristiano que, de forma exclusivamente racional, no es posible fundamentar.

Una vez constatada la secularización como cristianismo joaquinita, impensable sin la fuerza secularizadora del cristianismo, la pregunta es: ¿cuál es el lugar futuro de la religión y más precisamente del cristianismo en la sociedad occidental? En la preparación de esta sesión del seminario identificamos 4 posiciones generales que pueden orientar el debate. Por supuesto, se trata solo de visiones orientativas y esquemáticas que en la realidad aparecen mezcladas o con acentos diferentes.

1. Secularización completa de lo religioso y su permanencia meramente espiritual como lo absoluto en el hombre. Aquí estaríamos ante el triunfo de una cierta forma de joaquinismo, para expresar de manera sintética un fenómeno político-cultural más amplio y complejo. Se acepta la proveniencia religiosa de los valores democráticos modernos, pero no se considera actual el contacto con el origen bíblico. Esta postura tiende a desplazar lo religioso hacia el ámbito estético. Podemos identificar elementos del discurso de Marcel Gauchet con este análisis (véase su libro clásico El desencantamiento del mundo, en especial la entrevista que incluye la edición de Trotta).

2. Rechazo de los efectos morales modernos heredados del cristianismo, por ejemplo, la idea de responsabilidad universal por los derechos humanos negados. Es la postura de un grupo de pensadores postmodernos alemanes, como Peter Sloterdijk (véase su libro Celo de Dios. sobre la lucha de los tres monoteísmos, Siruela, 2011) o J. Assmann, que ven en el legado monoteísta el origen de un plus de violencia en Occidente. Esta postura reconoce la proveniencia cristiana de los valores modernos, pero propone renunciar a ella. Si la postura anterior tiene su punto de llegada en lo estético, esta segunda remite a una crítica de moral en el sentido nietzscheano.

3.Reconfesionalización, desecularización como regreso a la Cristiandad. Se trata de un movimiento imposible, pero que cuenta con sus partidarios. Ello supondría negar conquistas irrenunciables de la modernidad.

4. Dialéctica de la secularización. Es una expresión de Jürgen Habermas (véase Habermas y Ratzinger, Dialéctica de la secularización, Encuentro, 2006) pero que pretendemos usar en un sentido parcialmente distinto. Según esta postura, se trata de mantener viva la fuente religiosa no secularizable en las Iglesias y las instituciones religiosas como instancias que promuevan la crítica de las formas de deshumanización de la cultura contemporánea y la reanudación del proyecto de una sociedad justa. Esta posición plantea la cuestión en el nivel socio-político.

No hay comentarios:

Publicar un comentario