Daniel
Barreto
¿Es
posible leer la poesía de Jorge Riechmann como expresión de una espiritualidad
política? Su punto de anclaje —y de partida—
es una resistencia interior. La interioridad mantiene una reserva que no
puede reducirse al espacio público. Al mismo tiempo, se trata de una palabra
que dirige su juicio hacia la política y la historia, los espacios de la
visibilidad común. Su fuerza está en el lugar interior desde el que procede el
juicio.
La
retirada al mundo interior desde el que aprender a mirar, escuchar y hablar no
es una especie de escapismo, sino un desvío para resistir al embate de la
simbología que impone el hechizo global del mercado. Los poemas serían
oportunidades para despertar del sueño de la mercancía.
«Espiritualidad
política», santo y seña con el que condensar el efecto de lectura de El común de los mortales (Barcelona,
2011). Pero habría que precisarlo. Está claro que no se trata de una escritura
religiosa o confesional. Nada más lejos de la tradición literaria e intelectual
en la que se mueve Jorge Riechmann. Y, sin embargo, hay una forma de
espiritualidad en la percepción de lo supuestamente insignificante como índice
de un milagro. Experiencia de asombro e indignación. La conciencia del peligro
que amenaza la belleza del mundo traslada a sus poemas una tensión ética y
política.
Las
personas comprometidas en movimientos sociales y políticos, quienes trabajan
por mejorar el mundo o por resistir a las fuerzas que acercan su colapso, ¿no
lo hacen movidos por una cierta forma de experiencia como la que consigna
Riechmann en su poesía?
Gracias por presentarnoslo Dani. Juan Jesús.
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