Hoy en día, nuestro mundo se
maravilla u horroriza con los avances de la técnica o las acciones radicales de
grupos fundamentalistas de cualquier ideología o religión. Es evidente que
existe un aplastante dominio de la técnica que intenta dominar y controlar
nuestro mundo aportando soluciones a los problemas del hombre.
No es menos
cierto que la radicalidad de ideas como de creencias también intentan controlar
el mundo a base de imposición. Estos dos polos tan opuestos presentan sin
embargo dos maneras diferentes de afrontarlo por parte de nuestra sociedad: la
primera es el rechazo casi unánime a una imposición de fundamentos radicales
que sólo beneficia a unos pocos con el fin de obtener sus objetivos a corto
plazo, y el otro es el de confiar plenamente en la ciencia humana como ejemplo
de desarrollo y buen camino. Pero resulta que en época de bonanza la ciencia
avanza a pasos agigantados, mientras que la radicalidad ideológica y religiosa
se estanca. Sin embargo, en periodos de crisis, la ciencia parece estancarse
mientras los grupos radicales crecen en seguidores. Ahora bien, ni lo uno ni lo
otro, es el paradigma del bien de nuestra sociedad.
Jean Grondin muestra la
evolución a lo largo de la historia de lo que se puede considerar una posible
filosofía de la religión hasta Hegel y su posterior desarrollo como tal hasta
Heidegger. Nos enseña como en sus inicios la filosofía y la religión iban de la
mano y se entremezclaban, viendo posteriormente su avance de forma conjunta
pero pasando la filosofía a estar al servicio de la religión. Luego en la
modernidad se empieza a desvincular una de la otra hasta que la religión queda
prácticamente relegada al ámbito privado y desautorizada por la razón al
servicio de la ciencia. La filosofía de la religión intenta responder del por
qué de este proceso y de cómo debe afrontar este análisis con el fin de
determinar el desarrollo religioso y filosófico acaecido hasta hoy, e incluso
el establecer el porqué de las dictaduras de la técnica y de ideologías
radicales en nuestro tiempo cuando en realidad filosofía ciencia y religión
pueden establecer una simbiosis de tal forma que se pueda encontrar un
equilibrio de subsistencia y correlación entre las tres. Quizás así la
radicalidad de ciertas posturas puedan ser reducidas a un ámbito de aislamiento
y dar paso a una convivencia en un mundo en paz y cordial.