Daniel Barreto
Para
Ebner, el idealismo filosófico, dominante en la cultura occidental, significa
la identificación ilusoria del yo con la realidad. El idealismo es la ficción
de un solipsismo integral. La imaginación aparece como el instrumento del solipsismo. La figura del genio logra plenamente esta identificación gracias a
la potencia excepcional de su imaginación.
La salida del idealismo sólo es
posible al descubrir la condición verdadera de la palabra. La palabra verdadera
es espiritual. Esto no significa la huida del mundo hacia lo etéreo, sino la
aparición de los pronombres Yo y Tú. La palabra verdadera es la que nombra y
realiza la relación entre Tú y Yo. Habría por tanto, para Ebner, un uso
idealista (que llama incluso “pecaminoso”) del lenguaje y un uso espiritual.
El sentido espiritual —verdadero y
originario— proviene de la relación de Dios con el hombre. Por eso la forma
originaria del lenguaje es la plegaria. El lenguaje que descubre la relación
entre pronombres —el lenguaje espiritual— es el origen de lo humano. Ebner
habla del lenguaje como arranque de la hominización. De la palabra viene que el
hombre libere las manos y llegue a ser bípedo.
Para Ebner, este descubrimiento del
lenguaje espiritual se expresa de forma paradigmática en la persona y la
escritura de Kierkegaard, el único genio que no habría hecho un uso idealista
de su genialidad. El carácter excepcional de Kierkegaard reside en que
construye su obra como expresión de su “yo concreto” y no como la ficción de un
discurso sobre el “yo ideal”. La expresión del yo concreto tiene como
consecuencia el descubrimiento del lector igualmente como un “tú concreto”,
real.
La obra de Kierkegaard condensa una
experiencia espiritual del lenguaje. La espiritualidad de la palabra coincide
con la concreción del yo y el tú. Lo espiritual lingüístico es lo individual
concreto en relación.
Esto es igualmente válido para el
ámbito generalmente identificado con la experiencia espiritual, a saber, la
vida interior. Los pensamientos espirituales de la vida interior son aquellos
que recuerdan al Tú. Dicho de otra manera, lo espiritual en la vida interior
del hombre es el recuerdo del Tú. De ahí la aparente paradoja que supone
afirmar: lo espiritual de la vida interior tiene su origen fuera del individuo.
En el debate destacaron las
siguientes cuestiones:
1.Ebner
plantea una filosofía alternativa del lenguaje que rompe con el idealismo, con
el lenguaje reducido a explicación o reflejo de la realidad, como agente
sometido a la razón. Sin embargo, esta alternativa repite el mismo menosprecio
del idealismo filosófico hacia la figura del animal. Tanto la tradición
idealista como Ebner afirman que la inferioridad del animal reside en su
incapacidad para la palabra. ¿No hay aquí una sujeción de Ebner al idealismo
que critica?
2. La
revelación del Tú como origen del lenguaje y la crítica del idealismo como
reducción al Ello, a objetividad impersonal, llevan a plantear la siguiente
hipótesis: ¿En qué medida el mundo pronominal del aparato psíquico descrito por
Freud está ciego al Tú como origen del lenguaje?
3. En
una sociedad totalitaria, ¿qué significa la resistencia interior, la conciencia
del individuo que se opone a la tiranía? ¿En qué medida su resistencia o su
libertad interior están vinculadas al recuerdo del Tú?