Este es el blog del Departamento de Filosofía y Ciencias Humanas del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC). El ISTIC tiene su sede de Gran Canaria en el campus Universitario de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria. La función de este blog es comunicar las actividades y seminarios organizados por el departamento tanto dentro como fuera de la comunidad de profesores y alumnos del ISTIC.
viernes, 16 de noviembre de 2012
EN HOMENAJE-MEMORIA DE PEPE ALONSO
Agustín Ortega (Centro Loyola e ISTIC)
Querido Pepe, escribo estas líneas con motivo de tu muerte y, desde nuestra fe, tu pascua (paso) a la vida y amor de Dios, a la vida plena-eterna. Quieren ser un memorial agradecido, cariñoso y emocionado por tu vida y obra. En donde presentar algunas realidades que, creo, fueron vitales en tu vida, que marcaron tu existencia y actividad. Que vaya por delante que no soy yo el que más y mejor te conoció y trató, por supuesto. Otros tienen más autoridad, en todos los sentidos, para hablar de ti. Yo por mis creencias, convicciones y actividad tuve el regalo de compartir algo de tu vida, con nuestros diálogos y debates. Ya que creo, sinceramente, que cada uno con nuestras diferencias y matices propios: compartíamos lo esencial. Ante todo, la experiencia de Dios, la fe en el Dios manifestado en Jesús, el Cristo. Un Dios de amor y compasión, de vida y fraternidad, de perdón, paz y justicia con los pobres. Un Dios solidario con las víctimas y excluidos de la historia. Una fe que, así, es razonable y creíble, humanizadora y liberadora de forma integral, que se hace vida y cultura. Si Pepe, como bien se ha dicho, tu vida fue una lectura creyente de la realidad. En la vida y realidad donde, con lo mejor de nuestra querida filosofía, veías los signos de los tiempos. Esto es, allí donde se realiza o niega ese sentido espiritual, ético y solidario, la vida, dignidad y derechos de las personas y los pueblos. Allí donde se hace presente o se impide el proyecto de Jesús, su Reino de fraternidad, paz y justicia con los pobres.
Esa pasión espiritual, humanizadora y solidaria, que se hace vida, fue la que orientaba tu vida, tu ministerio sacerdotal y tu actividad académica, docente y cultural. Eras un humanista en el mejor sentido, un personalista dicho cultural y actualmente. No en vano admirabas a Mounier, del que creo recordar empezaste a hacer tu tesis doctoral, a Lévinas y, en general, a todo ese humanismo y personalismo con entrañas espirituales. Tú valoración y especialización docente en filosofía antigua, metafísica y antropología, entre otras materias, muestran este amor por lo espiritual y por la cultura humanista. Podíamos decir con Sócrates que tu vida fue mayéutica, un alumbrar, dar luz y vida a las personas y a la realidad. Con Platón, que buscaste la verdad y el conocimiento en el bien. Con Aristóteles, que perseguiste la felicidad en la contemplación (reflexión y sabiduría) y en la virtud ética, en la justicia y en el bien común, en la amistad con los otro/as. Sobre todo, podemos decir con Levinas, que buscaste a los otros y al Otro, sus caras y rostros. Y a esos rostros dolientes y marginados (como el huérfano y la vida) que te abrían al Rostro del Otro, a Dios en Cristo Pobre y Crucificado. Como para Lévinas, esa inter-relación y caudal ético era para ti la filosofía primera, que se abría y reflejaba al rostro del Otro, de Dios. Como Mounier, el acontecimiento era tu maestro interior, pensabas con las manos, desde la vida y realidad de las personas y su inter-relación, en la realidad cultural, social y política; desde la realidad de aquellos que sufren la injusticia y la opresión. Con Mounier creías que la revolución será económica y política, pero también moral y espiritual, o no será Con capacidad moral y crítica no compartías los totalitarismos e injusticia del mercado (frente al neoliberalismo-capitalismo) y del estado (frente al colectivismo estatalista-stanilista).
En la estela de la escuela de Frankfurt y el pensamiento judío contemporáneo- con nuestros queridos J.M. Mardones, J. A. Zamora o M. Reyes Mate-, potenciabas una filosofía y pensamiento crítico que buscará en los otros, en la sociedad y en el mundo: ese anhelo de justicia, de sentido y plenitud, desde la memoria de las victimas y excluidos, que libera y vence a la injusticia y a la muerte; ese principio-esperanza, en lo mejor de las utopías, de más humanidad, amor fraterno y justicia liberadora, en la línea de Bloch. Analizaste con lo mejor de las ciencias sociales, en la línea de nuestro querido R. Díaz Salazar, las relaciones, estructuras o sistemas sociales y políticos, económicos y culturales, como los comerciales, laborales y financieros. Y como esta estructuración social y mundial actual, el neoliberalismo capitalista: genera obscenas e injustas desigualdades sociales y humanas en todo el planeta; impide un desarrollo humano, social y ético liberador. Con nuestro querido M. Alemán, observaste muy bien que dicha estructuración cultural y social condiciona o favorece lo psico-personal, la deshumanización y alienación de las personas, y viceversa. Por que el cambio tiene que ser a simultáneo e integral, una transformación profunda de la cultura y de la sociedad, de las personas y de las estructuras sociales para promover un desarrollo humano y liberador.
Y, en este sentido, comprendiste con estas ciencias sociales, como lo cultural y espiritual o religioso es fuente y caudal de presencia pública, de transformación social, de solidaridad, justicia y liberación integral desde y con los pobres de la tierra. Tal como han transmitido los movimientos eclesiales y apostólicos, de los cuales tú formaste parte y animaste. Con su lectura creyente de la realidad y revisión de vida, animada por la Palabra de Dios. En un mirar, valorar o discernir y transformar la realidad desde el Evangelio del Reino y su fraternidad, solidaridad y justicia con los pobres. Con el Vaticano II, y con lo mejor de la sociología y teología, estabas convencido de la adecuada secularidad y laicidad de la iglesia y del mundo. La distinción y autonomía de las realidades de este mundo, mutuamente, con la religión e iglesia, en un dialogo y colaboración fraterna por el bien común y la justicia.
Desde todo lo anterior, planteabas una cultura o educación y formación integral, espiritual y ética, crítica y solidaria-transformadora del mundo, desde la paz y la justicia con los pobres. Un cultura ética-política en sintonía con los movimientos ciudadanos y sociales, emancipadores y liberadores, que buscan otro mundo posible. Un estado social de derecho-s, una democracia real y una globalización en la solidaridad y en la justicia. Esta pasión espiritual y cultural, solidaria y por la justicia, comprendías muy bien, que era el lugar y encuentro mutuo entre creyentes y no creyentes, donde nos podíamos fecundar sinérgicamente y dar testimonio de una fe creíble, razonable y veraz, con su carácter social y político, transformadora y liberadora.
Todo esto, querido Pepe, creo que son aspectos muy relevantes e imprescindibles de tu vida, con tu espíritu vivo, alegre y crítico que seguro que me matizarías y aportarías algo a este escrito. Termino dando de nuevo las gracias a Dios por tu vida- con tus defectos y virtudes como la de todos-, que tanto bueno y bello nos ha regalado. Tu vida ya eterna en Dios, en comunión solidaria con todos nosotros. Desde el cielo oras y nos cuidas con amor. Y que nosotros continuemos lo mejor de todo este tu legado espiritual, ético y cultural.
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