sábado, 15 de diciembre de 2012

NIETZSCHE FRENTE A SAN PABLO (NOTA SOBRE LA SESIÓN DEL 12 DE DICIEMBRE)

Daniel Barreto

Para Jacob Taubes, comprender el proyecto nietzscheano de transvaloración de todos los valores significa enfrentarse a Pablo, medirse con Pablo. Su enfrentamiento está a la enorme altura de su envidia de Pablo, a quien considera creador de pautas centrales de la cultura occidental.

La rebelión contra el legado de Pablo y, con ello contra Occidente en lo que tiene de cristiano, remite a la cuestión de lo humano. La disputa es sobre la concepción de lo humano. Para Nietzsche lo propio de lo humano, tal y como se expresa de manera paradigmática en la antigüedad griega, es la aspiración al conocimiento. Un conocimiento que realiza la humanidad, el poder humano. Este conocimiento solo es posible si el conocedor —el hombre superior— se apoya sobre el trabajo de los esclavos. La esclavitud es, según Nietzsche, condición necesaria para que surja lo humano. La gran negación de esta concepción de lo humano construida sobre la esclavitud, sobre la consideración de otros hombres como naturalmente esclavos, proviene del cristianismo. Y más específicamente, para Nietzsche, este desmantelamiento de la condición natural de la esclavitud, proviene de San Pablo.

Con Pablo la idea de humanidad se asocia a la de universalidad. No puede concebirse una realización de los humano, por ejemplo, el acceso al conocimiento, que no sea universalizable, que no pueda pensarse como extensible a todos los hombres. Con Pablo la esclavitud pasa a ser solo un invento humano, un artificio que podemos y debemos desactivar interiormente gracias a la fe en el Mesías resucitado. La dignidad de los débiles, la igual dignidad de los esclavos y los señores, es una de las aportaciones novedosas del cristianismo al mundo. El futuro de la idea de universalidad depende del legado cristiano. Y si se debilita la presencia del cristianismo, ganan terreno las justificaciones de la esclavitud (por ejemplo, en el nazismo). Y Nietzsche lo sabía. Por eso se presenta como un Anticristo, pero inspirados en la lectura general de Taubes —esforzada en situar la centralidad de Pablo para comprender la edad moderna— habría que hablar de Nietzsche más bien como un Anti-Pablo.

1 comentario:

  1. estimado daniel, sin dudas la inversion de los valores es propia del ristianismo, pero vincular a N con el nazismo es una equivocacion terrible

    ResponderEliminar